Felix es otro pueblo cargado de sencilla belleza, como se advierte a simple vista desde la carretera o desde las cumbres de la sierra. Blanco y flanqueado por un apreciable arbolado que parece sostenerlo desde abajo, está presidido por un castillo árabe del siglo XI, recientemente restaurado, que domina la Bahía de Almería y que da idea de la importancia que el pueblo llegó a alcanzar en el sistema defensivo de la capital en tiempos de los árabes. Su mirador ofrece, por lo tanto, una de las más privilegiadas y recomendables vistas de la provincia. Igualmente espectacular es la visión desde la plaza, en la que destaca, además del horizonte que se domina, la iglesia de la Encarnación, una de las más interesantes de todo el Poniente almeriense, un templo que centra, por su sólido aspecto, el perfil del pueblo y que, levantado sobre la antigua mezquita musulmana, data del XVI.
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